viernes, 26 de abril de 2019

SINDROME RESPIRATORIO DE ORIENTE MEDIO

El 2019 ha comenzado en Arabia con un brote de la letal zoonosis del síndrome respiratorio de Oriente Medio, también conocida como MERS por sus siglas en inglés. Una enfermedad de la que recientemente se ha desarrollado una vacuna eficaz y que afecta tanto a humanos como a camellos, pudiéndose transmitir de los camélidos a las personas, así como entre humanos.
La infección por MER, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), presenta una alta morbilidad, además de una alta mortalidad y el nuevo brote, que ha afectado a Wadi Aldwasir (ciudad saudí), ha dejado 8 muertos desde que estalló en enero. El total de casos registrados hasta el 31 de marzo se sitúa en 61, con un ratio de mortalidad del 13,1%.
De los humanos afectados por el síndrome de Oriente Medio, el 23% eran profesionales sanitarios y, de los 61 casos, se considera que catorce fueron contagiados mediante el contacto directo con camellos o dromedarios, mientras que otros fueron contagiados por humanos o en el propio hospital, donde se produjeron contagios entre personas. Aunque estos casos se han producido por el contacto con camellos, la fuente de infección más común, cabe recordar que un equipo internacional ha descubierto recientemente que el virus del síndrome respiratorio de Oriente Medio también puede afectar a llamas e, incluso, a cerdos.
El síndrome respiratorio de Oriente Medio es una enfermedad endémica de esta región del mundo, y se trata de una zoonosis peligrosa. De hecho, de 2012 hasta el 31 de marzo, fecha del último informe del nuevo brote que ha sacudido Wadi Aldwasir, los laboratorios han confirmado 2.399 casos y la OMS ha recibido el aviso de 827 muertes provocadas por la enfermedad en sus estados miembro.
La OMS ve probable que se den más casos en Oriente Medio y alerta de que podrían ser exportados a terceros países a través de personas que hayan tenido contacto con camellos, sus productos (como la leche de camello) o con humanos contagiados (generalmente este tipo de contagios se produce en hospitales). En este sentido, cabe mencionar que el 20% de los casos comunicados de MERS han sido leves o asintomáticos y, aunque el síndrome respiratorio de Oriente Medio asintomático no es del todo conocido, se han documentado casos en los que se ha transmitido a otra persona.

Fte: Animals Health newsletter

miércoles, 8 de julio de 2015

TRABAJAR EN EXPLOTACIONES PORCINAS INCREMENTA EL RIESGO DE CONTAGIO POR S. AUREUS RESISTENTES



Los trabajadores de las granjas de porcino afrontan un riesgo hasta seis veces mayor de estar infectados por cepas de S. aureusresistentes a antibióticos que las personas que no tienen contacto con cerdos vivos.
Es más fácil contagiarse con un S. aureus multirresistente si se trabaja en contacto con cerdos vivos, en comparación con el resto de la población. Así lo explica una noticia publicada en Newswise.com, sobre las investigaciones de un equipo compuesto por científicos de las universidades de Iowa y Kent y el National Cancer Institute, en los Estados Unidos. S. aureus es una bacteria común en las fosas nasales y garganta de personas y animales, de hecho el 30 % de la población estadounidense es portadora. El problema viene por el aumento de prevalencia de cepas como S. aureus resistente a meticilina (SARM), a tetraciclina (SART) y multirresistentes.
El estudio*, publicado en Clinical Infectious Diseases, alerta a los granjeros sobre la necesidad de que tomen precauciones contra estas cepas bacterianas, aunque se trate de un microorganimsmo que raramente produzca enfermedad en los animales, que suelen ser meros portadores. Las personas que están en contacto con ellos pueden infectarse y después transmitir la bacteria a otros seres humanos con los que se relacionen, como sus familiares por ejemplo.
El trabajo de campo ha incluido a 53 trabajadores de explotaciones porcinas de Iowa y hasta 1.342 personas relacionadas o no con animales y con trabajadores en granjas y es el primero tan amplio que se publica sobre este tema en Estados Unidos, aunque ya hay literatura que demuestra que la presencia de ciertas cepas de estas bacterias se asocia a contacto habitual con porcino, vacuno o aves. Aproximadamente el 26 % de los sujetos del estudio resultaron portadores de S. aureus, pero los granjeros de porcino estaban infectados por cepas resistentes con mayor frecuencia que el resto de la población, hasta con seis veces más frecuencia según los datos del estudio.
Fte: Albeitar

viernes, 16 de enero de 2015

SCRAPIE. nueva zoonosis ?

Un equipo integrado por investigadores franceses, noruegos y españoles ha comprobado con ratones que el Scrapie, otra de las encefalopatías espongiformes que son producidas por priones y que afecta al ovino, puede transmitirse a otras especies animales de forma experimental.
Según un estudio* publicado en Nature Communications, que han desarrollado científicos de centros de investigación de Francia, Noruega y España (el CISA-INIA, de Valdeolmos), el Scrapie puede infectar a seres humanos, aunque no se ha podido demostrar su transmisión directa.
Para el experimento se han utilizado ratones modificados genéticamente, de forma que sobreexpresaban la proteína priónica humana (tgHu), para ver si eran susceptibles de ser infectados por los priones que aparecen en las ovejas y cabras que sufren Scrapie o tembladera ovina.
Hasta el momento no se había podido demostrar la posibilidad de que los priones del Scrapie fueran capaces de producir encefalopatía espongiforme en personas. En los seres humanos la enfermedad priónica más común es la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) y la variante vECJ, originada por la transmisión de priones causantes de la encefalopatía espongiforme bovina.
El modelo utilizado en este estudio es el mismo que permitió demostrar en 1996 la capacidad zoonótica del mal de las vacas locas cuando apareció el primer brote de vECJ en Reino Unido. Según el equipo científico que ha hecho el descubrimiento, sus resultados indican que los priones del Scrapie pueden infectar a personas y abren la posibilidad de que exista un vínculo entre priones animales y humanos.
Los autores del estudio recalcan que no hay motivos de alarma, ya que la tembladera ovina es una enfermedad muy extendida que se ha reportado durante siglos y que en ningún momento ha tenido impacto en la salud humana. Aunque está clara la importancia de su descubrimiento, afirman que en caso de que el Scrapie pueda ser transmitido a las personas por una vía natural (no experimental, como en este caso), es improbable que suponga un peligro para salud pública.
*Evidence for zoonotic potential of ovine scrapie prions. Hervé Cassard, Juan-Maria Torres, Caroline Lacroux, Jean-Yves Douet, Sylvie L. Benestad, Frédéric Lantier, Séverine Lugan, Isabelle Lantier, Pierrette Costes, Naima Aron, Fabienne Reine, Laetitia Herzog, Juan-Carlos Espinosa, Vincent Beringue, Olivier Andréoletti. Nature Communications 5, Article number: 5821 doi:10.1038/ncomms6821
FTE: Albeitar

miércoles, 28 de mayo de 2014

LISTERIOSIS

La listeriosis es una importante zoonosis que en humanos presenta baja frecuencia, pero elevada tasa de mortalidad. La vía de transmisión mayoritaria  es el consumo de alimentos contaminados.
Teresa Juan Esteban y Olaia Estrada KortaCentro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA)
Imágenes Albéitar



El género Listeria está formado por bacilos grampositivos, no encapsulados ni esporulados y anerobios facultativos. Actualmente comprende diez especies: Listeria monocytogenesListeria ivanoviiL. grayi (murrayi), L. innocuaL. marthiiL.rocourtiaeL. seeligeriL. welshimeriL. fleischmanni y L. weihenstephanensis. Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria es de interés la especie L. monocytogenes, patógena en humanos y animales, mientras que Livanovii es patógena en animales y raramente en humanos. Si bien la presencia de factores de virulencia varía con las cepas, a falta de métodos de carácter rutinario para diferenciar entre las cepas de mayor y menor virulencia, todas las cepas de L. monocytogenes son consideradas potencialmente patógenas (EFSA, 2007).
L. monocytogenes es un patógeno intracelular, capaz de infectar un amplio tipo de células (epiteliales, endoteliales, hepáticas, fibroblastos, fagocitos), y de atravesar la barrera intestinal, placentaria y hematoencefálica tanto en humanos como en animales (Rahimi et al., 2014).

La listeriosis en humanos es una enfermedad que presenta baja frecuencia, pero elevada tasa de mortalidad (20-30 %) (Mead 
et al. 1999). Se ha identificado el consumo de alimentos contaminados como la vía de transmisión de L. monocytogenes en el 99 % de los casos, si bien algunos autores rebajan esta cifra hasta el 85 % o el 69 % (EFSA, 2008). Las vías minoritarias serían la transmisión placentaria, la transmisión nosocomial y la de origen Principal causa de muerte por enfermedad alimentaria
zoonótico (especialmente durante el parto de ovejas o vacas). La infección por L. monocytogenes en humanos puede ser no invasiva (grastroenteritis febril por Listeria) o invasiva, denominada de modo genérico listeriosis, que engloba a los casos en los que una infección inicial del tejido intestinal por L. monocytogenes deriva en la invasión de diversas partes del organismo, entre las que se encuentran más habitualmente el útero grávido, el sistema nervioso central y la sangre (FAO/OMS, 2004). La sintomatología es variable en función de la virulencia, el individuo y los órganos afectados: desde inespecífica, similar a una gripe leve, hasta manifestaciones severas tales como abscesos, encefalitis, meningitis, septicemia, partos prematuros y abortos. La infección puede producir secuelas (McLauchlin, 1997), pero su incidencia pocas veces se determina (Rocourt, 1996). La característica epidemiológica habitual de la listeriosis invasiva es la existencia de casos esporádicos relativamente frecuentes y el reconocimiento ocasional de brotes. El tiempo de incubación de la listeriosis invasiva puede llegar hasta los 90 días, lo que dificulta la localización del alimento vehiculador del patógeno (Rhoades et al., 2009).
L. monocytogenes es un patógeno oportunista, que afecta fundamentalmente a personas imnunodeprimidas (cáncer, diabetes, alcohólicos, sida, trasplantados, enfermos crónicos), personas mayores, mujeres embarazadas y recién nacidos. El 57 % de los casos notificados en la UE en 2011 correspondió a mayores de 65 años, mientras que el segmento comprendido entre 45 y 64 años supuso el 24 % de los casos (ECDC, 2013).
No se conocen con precisión las dosis infectivas, pero según los datos epidemiológicos, los niveles de contaminación de alimentos responsables de casos de listeriosis generalmente están por encima de 104 ufc/g (Ooi y Lorber, 2005). Hay que reseñar, sin embargo, que en la mayor parte de los casos no podía excluirse la posibilidad de una importante multiplicación de L. monocytogenes en el alimento tras el consumo de una porción del mismo y antes de su recogida para análisis (AESAN, 2009). La infección también puede producirse por una ingesta diaria prolongada de alimentos contaminados con L. monocytogenes a dosis entre 101 y 105 ufc/g (Maijala et al., 2001).
En la UE, a lo largo de 2011 se notificaron 1.476 casos de listeriosis, con una incidencia de 0,32 casos por 100.000 habitantes, mucho menor a la observada para otras patologías de origen alimentario como salmonelosis o campilobacteriosis, tal y como refleja en la tabla 1. Sin embargo, el 93,6 % de los pacientes afectados de listeriosis tuvo que ser hospitalizado, y se notificaron 134 defunciones, que en términos de mortalidad supuso un 12,7 %, lo que la convirtió en la causa más importante de mortalidad por enfermedades de origen alimentario en la UE (EFSA, 2013).

Listeria monocytogenes es ubicua
L. monocytogenes está ampliamente distribuida en el medio ambiente, donde permanece largos periodos de tiempo gracias a su capacidad de sobrevivir e incluso crecer en condiciones de estrés (tabla 2). Su principal hábitat es el suelo y la materia vegetal en descomposición, donde vive como saprófito. Tanto los humanos como numerosas especies animales pueden ser portadores asintomáticos, y excretan la bacteria a través de las heces. Además, las vacas, ovejas y cabras pueden eliminar esta bacteria en la leche tras abortos o mastitis (Kasalika et al., 2011). En la naturaleza puede aislarse en suelo, material vegetal, aguas residuales pastos o ensilados. Debido a su amplia distribución, estos microorganismos disponen de muchas oportunidades de contaminar alimentos en distintas etapas de la producción alimentaria. Pueden ingresar a las instalaciones de procesado mediante la tierra proveniente de los zapatos y la vestimenta de los operarios, así como en el transporte utilizado, por medio de animales que excretan la bacteria o que tengan la piel contaminada, y mediante vegetales crudos contaminados (AESAN, 2011-003).

Los alimentos más frecuentemente contaminados son leche cruda y productos lácteos, carne y productos cárnicos, productos de la pesca y hortalizas. Dado el carácter psicrótrofo de esta bacteria, los alimentos listos para consumo se asocian a elevado riesgo de transmisión de L. monocytogenes.
En leche cruda se han identificado como fuentes de L. las mastitis subclínicas, la mala calidad de los ensilados, la contaminación fecal y ambiental durante el ordeño, el almacenamiento y el transporte (Rahimi et al., 2014; Jamali y Radmehr, 2013).
En las fases de producción y sacrificio de bovino la prevalencia de L. es baja, en comparación con la observada para SalmonellaEscherichia coli 0157. Sin embargo, esta tendencia se invierte en carne de bovino picada y fileteada, donde es mayor la prevalencia de L. (Rhoades et al., 2009). Del mismo modo, diversos estudios realizados en porcino indican que el rango de aislamiento en carnes es significativamente superior que el de muestras de heces (Yokoyama et al., 2005, Farzan et al., 2010, Choi et al., 2013, Fosse et al., 2011). Algunos autores señalan la posibilidad de que el bajo número de estas bacterias introducidas por cerdos infectados en el momento del sacrificio se multiplique en el entorno, produciéndose altos niveles en punto de venta. Otra explicación sería que al estar presente L. monocytogenes en órganos internos, incluyendo nódulos linfáticos y tonsilas, se produzca una contaminación cruzada en las plantas de procesado (Farzan et al., 2010). Al margen de estas consideraciones, la contaminación de productos cárnicos en plantas de procesado parece deberse, en su mayoría, a cepas presentes en el ambiente de la planta. Se ha observado que el nivel de contaminación incrementa a lo largo de la línea de procesado, por lo que es mayor la prevalencia de L. monocytogenes en productos que en materias primas, entorno del proceso o equipos (López et al., 2008).
Gran capacidad de persistencia gracias a la formación de biofilms
Un mecanismo de resistencia de esta bacteria frente a condiciones adversas es la capacidad de adherirse a las superficies y crecer formando comunidades de organización compleja, embebidas en una matriz orgánica polimérica que ellas mismas sintetizan, y que exhiben un fenotipo diferente al de esas mismas células en forma planctónica con respecto a la tasa de crecimiento y la transcripción de genes. Estas estructuras biológicas, denominadas biofilms, favorecen la supervivencia de los microorganismos con aportes mínimos de agua y nutrientes, posibilitan la transferencia de material genético y les protegen de los agentes adversos. Como consecuencia, los métodos habituales de desinfección se muestran a menudo ineficaces contra las bacterias integrantes del biofilm, lo que supone un problema para la erradicación de este patógeno de las plantas de procesado de alimentos (Donlan, 2002).
Los biofilms crecen sobre las superficies en presencia de humedad y nutrientes, favorecidos por un diseño higiénico inadecuado, un deficiente programa de limpieza y desinfección o un mal mantenimiento de los materiales e instalaciones. En las plantas de procesado, se han realizado aislamientos en cintas transportadoras, canaletas y tanques de almacenamiento en los que se forman biofilms, particularmente en fondos ciegos, esquinas y grietas. (Schöbitz et al., 2014). La localización de biofilms en áreas de difícil visibilidad y acceso para su limpieza hace que L. monocytogenes pueda sobrevivir en las plantas de procesado como un foco continuo de contaminación de alimentos.
Algunos subtipos de L. monocytogenes pueden persistir durante meses e incluso años en diferentes tipos de plantas de procesado, con mecanismos de resistencia a los desinfectantes utilizados. La capacidad de identificar estas cepas o subtipos presentes en las plantas de procesado de alimentos, la prevención de la formación de biofilms y el desarrollo de nuevos agentes de biocontrol son factores críticos para reducir la contaminación de los alimentos por este patógeno. (Lopez et al., 2008, Ortiz et al., 2014, Shöbitz et al., 2014).

Fte:  Albeitar

martes, 9 de julio de 2013

transmisión del SARM de los trabajadores de explotaciones porcinas a sus familiares ?

Es muy importante conocer qué poblaciones humanas son susceptibles al Staphylococus aureus resistente a la meticilina asociado a animales de producción para desarrollar e implementar medidas preventivas para evitar su diseminacion y más concretamente evitar su importación a los hospitales.
Cristina Garcia-GraellsLaboratoire de Référence MRSA-Staphylocoques
Department of Microbiology, Erasme Hospital-Université Libre de Bruxelles
Bruselas (Bélgica)

El Staphylococus aureus resistente a la meticilina (SARM, o MRSA por sus siglas en inglés) es un problema global desde el punto de vista de salud pública. Es bien conocida su implicación en infecciones hospitalarias y en la comunidad. En 2005, se detectó un nuevo clon originario en explotaciones porcinas [1,2], con unas características bien definidas. Este clon, pertenece a la secuencia tipo 398 dentro del complejo clonal 398, no produce la toxina Leucocidina Panton-Valentine y es resistente a la tetraciclina. Desde entonces, se han realizado muchos estudios para determinar el origen de este nuevo clon, llamado LA-MRSA por haber sido detectado en primer lugar en los animales de producción (livestock associated MRSA), así como para averiguar las especies de animales implicadas como reservorio y determinar las poblaciones a riesgo. Se ha demostrado que el LA-MRSA tiene una alta prevalencia en personas que trabajan en explotaciones animales [3], sin embargo no se conoce el riesgo real de los familiares de estos trabajadores. Es importante saber qué poblaciones son susceptibles de contaminación con el fin de desarrollar e implementar medidas preventivas para evitar su diseminación a la población en general y más concretamente evitar su importación a los hospitales.
En este estudio, cuatro familias que viven en una explotación porcina y con al menos un miembro de la familia trabajador en ella fueron monitorizadas durante seis meses con el fin de determinar su posible contaminación con LA-MRSA. El estudio se realizó en tres países: Bélgica, Holanda y Dinamarca. Se tomaron muestras nasales y del interior de la vivienda de las familias. Entre ellos, 15 trabajadores y 45 familiares participaron en el estudio.
Casi nueve de cada 10 porcicultores resultaron positivos
Los resultados muestran que el 87 % de los trabajadores en las explotaciones porcinas eran portadores de LA-MRSA durante todo el periodo estudiado (seis meses), mientras que la dinámica en familiares de los trabajadores varía dependiendo del país. En Bélgica, si consideramos portadores intermitentes y crónicos se llega a alcanzar los mismos valores que los trabajadores, es decir 86 %, mientras que en Holanda y Dinamarca los valores eran inferiores, 19 % y 7 %, respectivamente. Los datos encontrados en Bélgica son inquietantes puesto que, a priori, los familiares no están expuestos directamente a los cerdos, lo cual indicaría que la transmisión y contaminación se realizó vía contacto con el entorno o contacto directo entre miembros de la familia.  Sin embargo, los datos obtenidos en Holanda y en Dinamarca no sostienen esta hipótesis. Se vio que la posibilidad de ser portador de LA-MRSA está directamente relacionada con la intensidad y la exposición a la fuente de contaminación, es decir, los cerdos. En Bélgica, los miembros de la familia están más en contacto con los animales mientras que en Holanda y Dinamarca el acceso a la explotación está restringido a los trabajadores.
El entorno puede también desempeñar un papel importante en la transmisión de la bacteria.  Un dato importante fue la gran contaminación encontrada en el interior de la vivienda de los trabajadores. LA-MRSA fue detectado en los pomos de las puertas, sofás y en el mando de la televisión, así como en los animales de compañía. En este caso también la contaminación en Bélgica era superior a la encontrada en Holanda y Dinamarca.  Todos los aislados presentaban características acordes con el complejo clonal 398. Mediante electroforesis en gel con pulsos eléctricos (EGPE), se analizaron una selección de aislados en cada país. Los patrones demostraron que los aislados eran clónicos y se correlacionaban geográficamente. Los mismos patrones se obtuvieron durante los seis meses, mostraban un perfil homogéneo y no se observó ninguna diferencia entre trabajador, familiares y entorno.
Por el momento la transmisión entre personas es mínima
En conclusión, este estudio ha demostrado que la vía más importante para adquirir LA-MRSA es la exposición directa a la fuente de contaminación, los cerdos. El riesgo de contaminación para las personas que viven en una explotación porcina pero no trabajan en ella se reduce evitando en la medida de lo posible el contacto y exposición a los animales. La transmisión a través el contacto humano tiene una importancia menor como ya se ha demostrado anteriormente en entornos hospitalarios [4], por lo cual podemos concluir que este clon no se transmite fácilmente entre humanos de momento

Fte: Albeitar

martes, 11 de junio de 2013

ALERTA POR RABIA EN TOLEDO

Con motivo del reciente caso de rabia aparecido en Toledo os dejo un link donde se describe el PLAN DE CONTINGENCIA PARA EL CONTROL DE RABIA EN  ANIMALES DOMÉSTICOS EN ESPAÑA: 



http://rasve.mapa.es/Recursos/Ficheros/Manuales/MARM/57_Plan_contingencia_control_rabia_nov_2012.pdf

así como las actuaciones llevadas a cabo en Castilla - La Mancha:

http://docm.jccm.es/portaldocm/descargarArchivo.do?ruta=2013/06/10/pdf/2013_7201.pdf&tipo=rutaDocm

miércoles, 8 de mayo de 2013

CONTAMINACIÓN BACTERIANA EN CARNE EN LOS SUPERMERCADOS DE USA

La carne fresca que se vende en los supermercados de Estados Unidos está altamente contaminada con bacterias resistentes a antibióticos, según el informe de una organización norteamericana especializada en salud pública y medioambiental. La Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) implica al sector ganadero en el aumento de las resistencias.
La organización EWG (The Enviromental Working Group) ha analizado los datos de las pruebas que las autoridades sanitarias estadounidenses, en concreto el Sistema Nacional de Monitorización de Resistencias Antimicrobianas, realizó sobre carne cruda en 2011 y ha encontrado que las bacterias resistentes a antibióticos están presentes en el 81% de la carne de pavo, el 69% de las costillas de cerdo, el 55% de carne de ternera y el 39% de pechugas, muslos y alas de pollo. Los resultados han revelado la presencia de elevados niveles de cepas resistentes a antibióticos de Salmonella y Campylobacter, así como algunas formas resistentes de Escherichia coli, tal y como se informa en la web GlobalMeatNews.
La organización culpa de la gran expansión de estas “superbacterias” resistentes al mal uso que se hace de los antibióticos. Según sus propias palabras, “los fabricantes de medicamentos tiene grandes incentivos por fomentar el uso de antibióticos en producción animal”. En 2011, se vendieron más de 13 millones de kilogramos de antibióticos para su uso en animales productores de alimentos, un 22% más que en 2005, de acuerdo con el informe realizado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA) y el Instituto de Salud Animal.
Las cifras reveladas por la FDA muestran que las farmacéuticas venden aproximadamente el 80% del mercado de antibióticos americano para su uso en animales productores de alimentos. Mientras, la cantidad de antibióticos utilizados para el tratamiento de enfermedades en personas se mantiene estable desde hace unos años, rondando aproximadamente los 3,3 millones de kilogramos anualmente (ver la tabla).
Intentos previos de la EWG y la FDA para limitar el uso innecesario de antibióticos en ganadería no tuvieron éxito, ya que consistieron más en orientaciones voluntarias que en una regulación obligatoria. La organización ha recurrido a la FDA para endurecer las medidas y lograr evitar la proliferación de las superbacterias y la pérdida de efectividad de estos medicamentos. Además, instan a que los consumidores asuman que toda la carne está contaminada por bacterias resistentes a antibióticos. A éstos últimos dirigen un mensaje sobre cómo podrían evitar la proliferación de estas superbacterias, simplemente comprando sólo aquella que ha sido certificada como libre de antibióticos.

Fte: Albeitar